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Sindicatos sin mujeres, el rostro invisible del poder laboral

  • Foto del escritor: Cicuta Noticias
    Cicuta Noticias
  • hace 2 horas
  • 3 Min. de lectura

Columna Horas Extras

Por Daniel Lee Vargas

Ciudad de México 15 de mayo 2025.- En México, hablar de sindicatos es, muchas veces, hablar de estructuras envejecidas, verticales y, sobre todo, dominadas por hombres. A pesar de que millones de mujeres sostienen con su trabajo los pilares de la economía formal e informal, su presencia en la toma de decisiones sindicales sigue siendo marginal, decorativa o francamente inexistente.

Hoy, una nueva iniciativa en el Congreso busca romper ese patrón. Se trata de la propuesta para reformar el artículo 371 de la Ley Federal del Trabajo, con el objetivo de garantizar la participación efectiva de las mujeres en los órganos de dirección sindical.

La sola necesidad de impulsar una reforma de este tipo ya es sintomática. Revela una verdad incómoda: los sindicatos mexicanos, en su mayoría, no son espacios paritarios ni incluyentes, sino estructuras cerradas que reproducen el machismo institucionalizado del país. En muchos casos, la mujer trabajadora es protegida en el discurso, pero excluida en los hechos. Su presencia es funcional cuando conviene políticamente, pero su liderazgo es vetado de manera sistemática.

El dato es revelador: apenas el 5.7% de las mujeres en el país ocupa cargos de liderazgo sindical, comparado con el 94.3% de los hombres. Este desequilibrio es un reflejo claro de una exclusión estructural que no solo es injusta, sino también antidemocrática. Las mujeres no son solo una minoría en los sindicatos, sino una minoría invisible dentro de una estructura que, lejos de ser representativa de la fuerza laboral real, se convierte en un club de poder cerrado, dirigido y modelado exclusivamente por hombres.

Esta iniciativa no es un gesto simbólico, es una exigencia de justicia. Se trata de romper con una lógica patriarcal que ha normalizado que los hombres negocien, decidan y hablen por todas y todos, incluso en temas que afectan directamente a las mujeres, como el acoso laboral, la brecha salarial, la licencia de maternidad o la violencia en el entorno de trabajo. ¿Cómo defender eficazmente los derechos de las trabajadoras si no hay mujeres en la mesa de decisiones sindicales?

Además, la falta de mujeres en los liderazgos sindicales también empobrece la democracia sindical. No se puede hablar de libertad sindical real si la mitad de las voces están ausentes. No se puede hablar de renovación si se sigue reciclando a los mismos dirigentes, con los mismos vicios, ignorando a una base laboral cada vez más feminizada.

Lo que está en juego aquí no es solo una cuota de género: es el rediseño de una cultura laboral que reconozca que la igualdad también se construye desde el poder sindical. Incorporar mujeres en puestos de liderazgo sindical es abrir la puerta a nuevas agendas, nuevas formas de organización, y sobre todo, a una representación más honesta y plural.

La iniciativa para reformar el artículo 371 de la Ley Federal del Trabajo debe ir acompañada de acciones concretas: capacitación, vigilancia institucional, mecanismos de acceso reales, y sanciones para los sindicatos que se resistan a democratizarse. No basta con modificar la ley, hay que garantizar que se cumpla y que se vuelva práctica común y no excepción anecdótica.

En tiempos donde el discurso de equidad se ha vuelto moda, pero no siempre política de Estado, esta reforma representa una oportunidad clara: que los sindicatos dejen de ser cotos de poder masculino y se conviertan en verdaderos espacios de justicia social para todas las personas trabajadoras.

Porque un sindicato sin mujeres en su dirección no solo es desigual: es antidemocrático. O, usted ¿qué opina?...

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