Visas, migración y chantaje
- Cicuta Noticias
- hace 2 días
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Por Daniel Lee Vargas
Ciudad de México 11 de septiembre 2025.- La reciente decisión de Estados Unidos de suspender la emisión de visas laborales H-2B, E-2 y EB-3 para camioneros extranjeros, aunque no afecta de manera inmediata a los conductores mexicanos que operan con visas B-1, debe leerse más allá de su aparente alcance limitado.
En el fondo, revela una tendencia inquietante: la utilización de la política migratoria como herramienta de presión económica y diplomática.
El sector logístico transfronterizo, ya marcado por la escasez de choferes y la vulnerabilidad en la cadena de suministro, recibe esta señal con incertidumbre. La falta de claridad en las reglas del juego desde Washington amenaza con encarecer los costos, retrasar entregas y minar la competitividad de empresas mexicanas cuya supervivencia depende de la fluidez en el transporte binacional.
Se trata de un golpe indirecto pero certero contra la economía mexicana, disfrazado bajo una decisión “técnica” de visas.
No es un hecho aislado. La suspensión de visas se suma a un mosaico de políticas que incluyen la reinstauración del programa Remain in Mexico, el congelamiento de la aplicación CBP One, deportaciones masivas y recortes en asistencia humanitaria.
Todas estas medidas han trasladado la carga del sistema migratorio estadounidense hacia México, obligando a nuestro país a absorber la presión social, humanitaria y logística de una crisis que no generó pero que padece cotidianamente.
El gobierno mexicano ha respondido con un doble discurso: aceptar lo inevitable en aras de no fracturar la relación con su principal socio comercial, pero al mismo tiempo intentar mostrarse como garante de derechos con iniciativas como México te abraza que, en lo particular nada resuelve, es limitado y tiene luces electoreras y solo eso.
La diplomacia mexicana parece atrapada entre la defensa de los intereses nacionales y la dependencia estructural de Estados Unidos, que hoy utiliza los flujos migratorios y comerciales como piezas de negociación en un tablero de asimetrías.
La suspensión de visas para camioneros extranjeros debe interpretarse como una advertencia. No se trata únicamente de movilidad laboral, sino de la capacidad de Estados Unidos de condicionar, a través de la política migratoria, sectores estratégicos para México. La pregunta es si nuestro país seguirá administrando estas tensiones como parches momentáneos o si se atreverá a articular una estrategia de defensa real de su soberanía migratoria y económica.
Porque, en última instancia, lo que está en juego no es solo la suerte de unos conductores, sino el equilibrio frágil de una relación bilateral donde la interdependencia ha dejado de ser garantía de estabilidad y se ha convertido en un instrumento de presión unilateral.
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