Deslinde silencioso de Julieta Ramírez
- Cicuta Noticias

- 11 sept
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Jaime Flores Martínez
Jueves 11 de septiembre del 2025.- En política los gestos pesan tanto como las palabras.
Ahí entra el caso de la senadora bajacaliforniana Julieta Ramírez Padilla, porque su silencio se convirtió en un mensaje más fuerte que cualquier declaración pública.
¡Un silencioso deslinde!
Y es que, desde hace unas semanas, la legisladora se presentaba como una aliada visible y constante del coordinador de la bancada de Morena en el Senado, Adán Augusto López Hernández.
Sin embargo, el estallido del escándalo que lo vincula con presuntas relaciones con el grupo criminal La Barredora en Tabasco, provocó que la senadora prácticamente se borrara de la escena pública y con ello marcó un deslinde subrepticio que hoy merece ser observado con lupa.
Habrá que señalar que, en el tablero político nacional, nadie se deslinda sin calcular costos y beneficios.
Ramírez Padilla ha construido su carrera bajo el cobijo del lopez-obradorismo, vendiéndose como representante de una nueva generación política que se distingue por frescura y discurso progresista.
Pero el golpe de las revelaciones contra Adán Augusto amenaza con salpicar a cualquiera que permanezca demasiado cerca de él y —pareciera—que la senadora lo entendió rápido.
La estrategia no fue denunciar, ni confrontar, ni siquiera dar explicaciones sino desaparecer, volverse invisible, dejar que el escándalo la rebasara sin arrastrarla consigo.
El problema es que un deslinde silencioso difícilmente se traduce en liderazgo.
Si los hechos dejan saber que México es un país violento y se no hay duda sobre la penetración del crimen organizado en las instituciones, los ciudadanos exigen claridad, no ausencias.
Si Julieta Ramírez quiere mantener una carrera con futuro, entonces deberá responder a la pregunta central: ¿puede seguir pretendiendo que nunca existió cercanía con Adán Augusto, quien ahora aparece bajo sospecha?
La apuesta por la omisión puede parecer inteligente a corto plazo, pero en la política mexicana el olvido es un recurso escaso.
Tarde o temprano los votantes recordarán que cuando la tormenta estalló, la senadora optó por la discreción, no por la valentía. Eso plantea una duda incómoda: ¿tiene aún posibilidades reales Julieta Ramírez de consolidarse como figura con proyección a la gubernatura de Baja California? o quedará reducida a la caricatura de quienes callan cuando más se necesita hablar.
Hasta ahí la pregunta.
El tiempo dirá si este deslinde en silencio fue una jugada maestra o la lápida política de una senadora que no supo asumir el costo de la claridad.










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