Redadas sin piedad: el costo humano y económico de la persecución migratoria en EU
- Cicuta Noticias
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Por Daniel Lee Vargas
Ciudad de México, 19 Junio 2025.- Mientras la presidenta de México Claudia Sheinbaum da a conocer que ayer sostuvo una conversación telefónica con su homólogo estadounidense Donald Trump para negociar un "acuerdo general" migratorio que contemple seguridad, comercio y protección para nuestros paisanos en EU, e iniciar así negociaciones, en el vecino país del Norte, la ofensiva no para.
En las últimas horas, una redada masiva de ICE en un hipódromo de Luisiana dejó 84 migrantes arrestados, un nuevo capítulo en la ofensiva migratoria que Estados Unidos ejecuta con precisión quirúrgica y retórica implacable. La operación, lejos de ser un hecho aislado, se enmarca en una estrategia sostenida que combina lógica electoral, endurecimiento de políticas fronterizas y desdén humanitario.
Pero esta política de “mano dura” ha desatado una ola de presión social y empresarial cada vez más intensa. Organizaciones religiosas, sindicatos agrícolas y cámaras hoteleras han alzado la voz con un argumento que debería retumbar en los pasillos del poder en Washington: la persecución migratoria está socavando los cimientos laborales y morales de la economía estadounidense.
Los migrantes mexicanos –particularmente los indocumentados– constituyen un pilar esencial de sectores como la agricultura, la construcción, la hotelería y los servicios domésticos. De acuerdo con el Pew Research Center, más del 70% de los trabajadores agrícolas en EU son migrantes latinos, y buena parte de ellos son mexicanos. Su aporte no es marginal: alimentan el campo, mantienen la maquinaria turística en marcha y limpian las ciudades invisibles.
Y sin embargo, en lugar de reconocimiento, enfrentan redadas, detenciones, deportaciones exprés y el estigma de ser “ilegales”. Las empresas que los emplean, especialmente en estados del sur, han comenzado a advertir lo que el Departamento de Seguridad Nacional parece ignorar: sin ellos, los campos no se cosechan y los hoteles no se abren.
Daño económico, herida social
La operación en Luisiana ha sido particularmente significativa por la reacción que ha provocado. Empresas locales han denunciado cancelaciones de turnos completos, caída de la productividad y una ola de temor entre trabajadores, tanto documentados como indocumentados. En palabras de un empresario agrícola del sur del estado: “Perdimos más en una mañana de redada que en toda una semana de mal clima”.
Además, líderes religiosos y comunitarios han condenado la brutalidad de los arrestos, realizados en plena jornada laboral, frente a menores de edad, y sin considerar el impacto psicológico que ello provoca en familias enteras. La deportación ya no es solo un procedimiento legal, sino un castigo colectivo que desgarra comunidades.
El presidente Trump ha dejado entrever que sectores estratégicos como la agricultura o la construcción podrían recibir ciertas exenciones de las redadas, pero eso no es una política, es una amenaza condicionada. La incertidumbre jurídica y laboral en la que viven millones de migrantes mexicanos no se resuelve con promesas a medias.
¿Hasta cuándo? La actual ofensiva migratoria no solo criminaliza la pobreza y la movilidad, sino que mina la propia competitividad de EE.UU. La economía más poderosa del planeta no puede sostenerse sobre el miedo, la exclusión y el silenciamiento de los trabajadores que la hacen funcionar desde abajo.
Desde una perspectiva internacionalista, lo que vemos es un Estado-nación que insiste en blindar sus fronteras mientras exprime la fuerza laboral extranjera sin otorgarle derechos ni reconocimiento. La migración mexicana no es un problema: es una fuerza estructural, histórica y necesaria. El verdadero problema es la hipocresía de un sistema que los necesita, pero los detiene; que los explota, pero no los protege.
La política migratoria debe replantearse desde una visión humanista y productiva, no desde el oportunismo punitivo. Mientras eso no ocurra, el “sueño americano” seguirá siendo, para millones de mexicanos, una pesadilla sostenida por el silencio y la injusticia.
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