Estrujada
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Cicuta
Jaime Flores Martínez
Estrujada
Lunes 1 de diciembre del 2025.- Desquiciado porque no alcanza a observar “la luz al final del túnel”, un pesimista no descarta que el agobio de la presidenta de México Claudia Sheinbaum la arrastre a renunciar a su cargo ante tantísimas presiones.
¡Está agobiada!
Aunque las circunstancias actuales no pueden compararse con alguna presidencia del pasado, la realidad es que Sheinbaum está acorralada entre las presiones externas, las internas y el hartazgo social.
Lo acontecido el pasado día 15 solamente es una prueba del descontento social.
Si bien MORENA tiene —dicen— unos 30 millones de “clientes”, al menos los otros 70 millones están inconformes, es decir, hartos del actual desgobierno.
Mientras algunos medios de comunicación destacan el 80 por ciento de aprobación a la presidenta, otros tantos destacan los yerros cometidos por una mujer que después de un año de estar al frente del país se ve incapaz de mostrar gobernabilidad.
Un día antes de la marcha de repudio a Sheinbaum, un periodista disfrazado de payaso subió a las redes una foto del blindaje que rodeaba al Palacio Nacional.
La mentada foto fue acompañada de un texto demoledor: “No recuerdo un solo momento durante los gobiernos neoliberales que se haya cercado el Palacio Nacional”.
Y remata: Si —se supone— este gobierno representa “al pueblo”, entonces ¿cómo explicar esta medida que ya se volvió costumbre desde el 2020?
No hay duda que la colocación de la cortina de placas de acero soldadas en el perímetro del Palacio Nacional, es fiel reflejo del sentir de la presidenta.
Ella sabe que la mayoría de la gente no la quiere. Muchas de esas personas la repudian, algunas de ellas justificadamente.
Para muchas de estas últimas tienen hijos con cáncer y algunos de esos niños ya murieron por falta de medicamentos que, dice Sheinbaum, ya fueron abastecidos en un 90 por ciento.
Otros inconformes, es decir indignados, son familiares de las víctimas de la violencia durante este y el pasado gobierno.
Para muchos de estos mexicanos no es posible que el poder presidencial sea incapaz de meter en cintura a los delincuentes.
Mucho más indigna escuchar a la presidenta decir que declararles la guerra a los narcos es contra la ley.
¿Entonces ellos pueden matar a gente inocente y el gobierno no actúa contra esos asesinos porque violaría la ley?
Otro frente de presión contra Sheinbaum es un bloque de morenistas liderados por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, que parecen aplicados a fastidiarle la existencia a la presidenta.
En el lenguaje político es común llamarle “fuego amigo” a las zancadillas propinadas por sus propios correligionarios.
Este bloque lopezobradorista identificado ya como “la Nomenklatura”, parece dedicado a la colocación de obstáculos a la presidenta con la intención de tumbarla de la silla.
A prácticamente la generalidad de los mexicanos les queda claro que Sheinbaum no actúa contra el senador Adán Augusto López, contra el diputado Ricardo Monreal y contra Andrés Manuel López Beltrán, el hijo del expresidente, sencillamente porque tiene la presión de AMLO.
Como si las presiones aludidas no fueran suficientes, la señora Sheinbaum debe lidiar con “los mensajes ocultos y visibles” del gobierno de Estados Unidos.
Para el gringo Donald Trump y para su séquito de aplaudidores Claudia “Sheinbaum es una extraordinaria presidenta para los narcotraficantes”.
Es innegable que ella despacha en Palacio Nacional para los narcos, pues si no es capaz de actuar contra los morenistas vinculados al narco, entonces se observa imposible que aplique la ley contra los delincuentes.
Para el gobierno de Trump no hay duda que el gobierno de México está infiltrado por el crimen organizado, aunque habrá que decir que Trump “entiende” que Sheinbaum está sometida a una presión brutal.
Por una parte, la ejercida por López Obrador y su pandilla de delincuentes y la que ejerce una sociedad inconforme, indignada y harta de la inacción presidencial.
Positivo
Qué bueno que arrojan resultados los Comités de Seguridad Ciudadana de la zona Este de Tijuana, una área que registra altísimos niveles de inseguridad.
En la su estrategia que recae en los ciudadanos que integran estos comités, se habilitan fuerzas del orden en zonas que realmente lo necesitan.
Aunque oficialmente se adoptó el término “proximidad”, la realidad es que la percepción social cambia al ver que los policías realmente inhiben la delincuencia.
Cierto que una cosa es la percepción y otra la realidad, aunque habrá que señalar que con la policía es una realidad que la percepción cambia.
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