Impunes ladrones centroamericanos

Jaime Flores Martínez

Miércoles 25 de junio del 2025.- Convencidos que en la Ciudad fronteriza de Tijuana confluyen personas de todos los orígenes, delincuentes comunes centroamericanos establecieron en esa zona su base de operaciones.

Desde hace unos 8 años bandas delictivas compuestas por peruanos, salvadoreños y nicaragüenses, principalmente, utilizan sofisticados métodos para someter, engañar y manipular especialmente adultos mayores que manejan flamantes vehículos.

Su intención es robarle a un sector vulnerable y harto rentable.

En octubre del 2017 Cicuta denunció la operación de delincuentes de origen centroamericano que desplegaban sus tentáculos en el amplísimo estacionamiento de las oficinas de Recaudación de Rentas del Estado.

Una joven mujer morena, descalza y con acento centroamericano, abordaba personas de la tercera edad para pedirle prestado su teléfono celular para realizar una llamada.

Mientras la anciana esperaba que la mujer hiciera la llamada, un sujeto la tomaba del brazo para aplicarle Burundanga (una potente droga depresora) cuyos efectos son que las víctimas entregan su voluntad a sus captores.

A la señora aludida, los delincuentes le vaciaron sus cuentas bancarias y todavía se dieron tiempo para ir a su casa para saquearla.

Pareciera que al paso de los años esas estrategias delincuenciales han avanzado, pues los modelos de robo han sido perfeccionados, aunque las víctimas son aún los adultos mayores.

Aunque la Policía Municipal de Tijuana resguarda sus estadísticas de forma sospechosa, pues las víctimas coinciden que los policías ni siquiera se aparecen, las bandas de delincuentes proliferan en diversos puntos de Tijuana, en especial en áreas comerciales.

El director de la Policía de Tijuana David García Barraza debe saber que a lo largo del Boulevard Agua Caliente y Diaz Ordaz se despliegan integrantes de bandas de centroamericanos que se dedican a “cazar” automovilistas para despojarlos de su dinero, preferentemente personas de la tercera edad.

Por ejemplo, en el estacionamiento de Plaza las Brisas resulta fácil detectar a un par de sujetos ataviados con playeras azules que los identifican como trabajadores de una empresa dedicada a la reparación de automóviles.

Uno de ellos de estatura baja de unos 60 años y con acento centroamericano, alerta a personas mayores sobre los daños que se observan en una de las llantas de su vehículo.

Le dicen que la llanta puede salirse y le invitan a estacionarse afuera del centro comercial donde lo engañan hasta despojarlo de cantidades que van desde los 20 mil a los 70 mil pesos.

Otro método es el conocido como “monta choques” en el cual culpan a algún automovilista de los daños a su vehículo.

Un joven de unos 25 años que maneja un auto compacto color blanco, acostumbra escoger a sus víctimas en la urbanística Zona del Río preferentemente a personas de la tercera edad que conducen solas.

Atentos o agresivos los monta choques piden distintos montos en efectivo y las víctimas aseguran que esos delincuentes tienen perfectamente estructurado su método.

Ellos contactan telefónicamente con personas que aparentemente laboran en empresas aseguradoras quienes “al estar en altavoz” se encargan de amedrentar a la víctima al referir montos que resultan impagables.

Una de las personas que recientemente resultó estafada por estos delincuentes, estima que la banda compuesta por cuatro personas tiene ganancias diarias que pueden alcanzar fácilmente los 60 mil pesos diarios.

Esa misma persona asegura tener fundadas sospechas que los policías municipales están involucrados por la simple razón que desoyen las llamadas de auxilio.

Los policías simplemente no llegan a atender el llamado y eso, por sí solo, resulta sospechoso.