El fin del ICE “moderado”, la Patrulla Fronteriza toma el mando y la cacería se amplía

Por Daniel Lee Vargas

Ciudad de México, 29 de octubre 2025.- Cuando ingenuamente pudiéramos pensar que ya lo hemos visto todo, pues no. Le tengo noticias...

El gobierno de Estados Unidos da un paso más... De una política de deportación “selectiva” hoy pasa a una estrategia de acoso masivo, donde cualquier migrante sin documentos se convierte en objetivo, sin importar su historial ni su vida en el país. 

La administración de Donald Trump decidió borrar lo poco que quedaba de contención institucional dentro del aparato migratorio estadounidense.

Hoy camina este replanteamiento: reemplazar a los jefes regionales del ICE por oficiales de la Patrulla Fronteriza.

Y aquí viene lo importante, no se trata de una simple rotación administrativa. Este relevo —que afectará a oficinas clave en Los Ángeles, San Diego, Phoenix, Denver, Portland, Filadelfia, El Paso y Nueva Orleans— es una toma de control.

La Casa Blanca busca imponer el estilo militarizado y obediente de la Patrulla Fronteriza sobre una agencia, el ICE, que en algunos casos había moderado sus operaciones al priorizar la captura de personas con antecedentes criminales. En otras palabras, se castiga la profesionalidad en favor del sometimiento político.

El mensaje es claro: la frontera ya no termina en el desierto de Arizona o en el Río Bravo. Ahora, cada barrio latino de Chicago, Houston o Filadelfia se convierte en extensión del muro.

La “Operación Midway Blitz” y otras redadas recientes no son anomalías, sino el laboratorio de una política que busca resultados numéricos, no justicia. Bajo esta lógica, el miedo se convierte en instrumento de gobierno y la deportación en espectáculo. 

Con esta decisión, el Departamento de Seguridad Nacional no solo profundiza su fractura interna; también confirma que Estados Unidos se encamina hacia una forma de control migratorio sin contrapesos civiles.

Lo que está en juego ya no es solo la suerte de millones de migrantes, sino la salud moral de un país que prefiere las estadísticas del terror a las garantías del Estado de derecho. Así las cosas...

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