
Jaime Flores Martínez
Lunes 2 de septiembre del 2024.- Enterrada su cabeza por la vergüenza y cobardía ante sus agremiados, los dirigentes magisteriales de las secciones 2 y 37 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) semejan enanos en el reino de Liliput.
Y es que Juan Ignacio Villanueva Villa y Ampelio Iñiguez Arellano, dirigentes de las secciones 2 y 37 del SNTE muestran una cobardía vergonzante porque —chiquitos como son—aceptaron darle una prórroga al gobierno estatal para liquidarles Mil 600 millones de pesos que les adeudan.
El plazo fatal venció el pasado viernes 30 y los profesores de Baja California ya se cansaron de buscar a sus dirigentes a quienes consideraban combativos.
Pareciera que su agresividad cedió sospechosamente ante algún ofrecimiento de la autoridad a cambio de mantener tranquilos a sus agremiados.
El asunto es que la autoridad les prometió liquidarles los adeudos y entregarles en julio la diferencia económica retroactiva de un incremento salarial desde el mes de enero.
Ante la ebullición que se generó entre los maestros por el incumplimiento de pago, el columnista reveló, que los maestros se quedarían con las ganas de recibir su pago simplemente porque las arcas del gobierno se quedaron vacías después de la elección de junio.
Tanta era la indignación de los maestros que hasta el profesor Ampelio Iñiguez Arellano, dirigente de la sección 37, tachó de “mentiroso” al secretario de educación en Baja California Luis Gallego Cortez porque se atrevió a decir que ya había un acuerdo con los maestros.
La molestia magisterial llegó a tal punto que entre los maestros ya pensaban en cancelar el inicio del ciclo escolar programado para el 26 de agosto.
Precisamente el lunes de la semana pasada Cicuta reveló que la gobernadora Marina del Pilar Ávila mostró su desesperación al pedirle apoyo al presidente Lopez Obrador, aunque sabía que el gobierno federal ya no tiene presupuesto.
El columnista detalló que la tarde del jueves 22, el presidente le llamó al dirigente nacional del SNTE Alfonso Cepeda para que apaciguara el ánimo de los maestros e iniciara el ciclo escolar en tiempo y forma.
Aunque Cepeda le dijo “que si” al presidente, decidió enviar a Baja California a un representante porque sintió que los maestros lo lincharían.
¡Primero los azuzó y ahora debía calmarlos!
Y aunque los maestros aceptaron a regañadientes porque sus dirigentes les pidieron comprensión, hasta la tarde del viernes pasado los maestros bajacalifornianos no habían recibido su pago.
Lo peor del asunto es que sus dirigentes Juan Ignacio Villanueva Villa y Ampelio Iñiguez Arellano decidieron esconderse durante todo el fin de semana.
Algunos maestros rebosantes de generosidad calificaron de “avestruces” a sus dirigentes, aunque algunos otros más apegados a la realidad, los tacharon de cobardes y agachones.
Ideales para Liliput.
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