Barredora para Adán
- Cicuta Noticias

- 22 jul
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Jaime Flores Martínez
Martes 22 de julio del 2025.- Atascado hasta el cogote de los altos niveles de inseguridad en Tabasco, el poderoso senador morenista Adán Augusto López Hernández sabe “que le salieron alas” a sus aspiraciones presidenciales.
Al trascender su responsabilidad del crecimiento del grupo criminal La Barredora, los reflectores le apuntaron y entonces desapareció de la escena.
¡Adán Augusto escondió la cabeza!
Hasta el pasado domingo reapareció en el Consejo Nacional de MORENA y aunque hubo quien lo vitoreó, también hubo quien le sonrió “de lejecitos” para después taparse la nariz.
¡No estás solo! gritaron algunos que —al querer arroparlo— en realidad lo taparon con un lienzo apestoso y lleno de liendres.
Y es que no es entendible que tan poderoso senador busque esquivar su responsabilidad en el escandaloso crecimiento del grupo de La Barredora en Tabasco, cuyo cabecilla fue su jefe policiaco Hernán Bermúdez Requena.
Por más que intente esconderse, el pasado alcanza a Adán Augusto López Hernández.
El actual senador de Morena, exsecretario de Gobernación y exgobernador de Tabasco, ha quedado expuesto tras el estallido del escándalo que involucra a su exsecretario de Seguridad Pública, Hernán Bermúdez Requena. La acusación es mayúscula: Bermúdez no sólo encabezaba la corporación policiaca del Estado, sino que hoy aparece como prófugo de la justicia y señalado como el presunto líder de “La Barredora”, una organización criminal que opera con violencia extrema en el sureste mexicano.
Adán Augusto no reaccionó de inmediato.
Desde el miércoles 16 de julio este senador “hermano de AMLO”, desapareció del debate público, acaso conmocionado por la magnitud del golpe.
Ni un tuit, ni una declaración, ni un mensaje, solamente el sepulcral silencio de quien sabe que la bomba estalló demasiado cerca.
Adán Augusto reapareció dos días después con un mensaje escueto publicado en su cuenta de X, donde evitó hacer mención directa al escándalo.
¡Como si desconociera el asunto!
En su mensaje Adán Augusto López intentó hacer ver como si Bermúdez hubiera llegado por generación espontánea a la Secretaría de Seguridad Pública de Tabasco. Pero no. Hernán Bermúdez fue una apuesta personal de Adán Augusto, pues lo designó como titular de la Policía en un Estado que durante su administración alcanzó niveles récord de violencia, incluida extorsión y desapariciones.
Tabasco se descompuso bajo el mando de Bermúdez y la mirada del entonces gobernador Adán Augusto. No se trató de una imposición ajena sino de un nombramiento directo, sin contrapesos.
Hoy, con Bermúdez prófugo de la justicia, los reflectores apuntan hacia quien lo encumbró.
La cercanía entre ambos funcionarios no fue secreta: ellos compartieron giras, eventos y conferencias.
Adán Augusto López Hernández otorgó presupuesto, respaldo y confianza absoluta a un personaje que ahora se sabe está vinculado con el crimen organizado.
Las preguntas son inevitables: ¿no sabía nada el entonces gobernador?, ¿Permitió deliberadamente el crecimiento de una red delictiva desde su aparato de seguridad?
Lo cierto es que su silencio resulta incriminatorio. La estrategia de evadir, esconderse y luego reaparecer evasivo, contrasta con la gravedad de los hechos.
Un excolaborador “clave” está señalado como criminal y Adán Augusto actúa como si nada pasara.
Esa actitud solo alimenta las especulaciones: ¿qué tanto sabía el hoy senador? ¿Qué tanto permitió? ¿Qué tanto encubrió?
Ahí no solo está desplomada la imagen de Bermúdez Requena sino también la narrativa de honestidad que Adán Augusto intentó construir desde que dejó Tabasco para brincar al gabinete de López Obrador.
El caso expone las grietas de su pasado, los pecados de su gobierno y, sobre todo, el precio de sus lealtades políticas.
Si el líder de La Barredora se formó bajo su sombra, el silencio no lo va a exonerar. Al contrario. Ya lo delató.
Dato
El viernes 24 de febrero en Ciudad Juárez Chihuahua, el entonces secretario de Gobernación Adán Augusto López se fue durísimo contra Felipe Calderón porque no era posible que ignorara los vínculos con el narcotráfico de su entonces secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna.
“Tarde o temprano caerá la justicia en la tierra y también la justicia divina”, dijo.
Hoy el deseo generalizado es que su voz sea de profeta.










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