Riesgo de “implosión” en el gobierno morenista

Jaime Flores Martínez

Miércoles 4 de junio del 2025.- Aterrada por la inminente “implosión” de MORENA, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo maniobra desesperada porque la próxima estructura judicial ya generó una oculta bancarrota que —desde luego— la tomó por sorpresa.

Pocos han observado que, por una parte, el resultado de la pasada elección judicial evidenció que Sheinbaum tiene una membresía de apenas unos 8 millones de aplaudidores, lejos de los 35 millones de seguidores que votaron por ella en la elección presidencial.

Si algunos cuestionan ese “8”, esos algunos deben saber que casi 5 millones de votos fueron nulos y prácticamente la mitad de los votos efectivos fueron personas acarreadas u obligadas a acudir a las urnas bajo la amenaza de correrlos de su trabajo o retirarles los apoyos sociales.

Tampoco se han puesto los reflectores sobre los efectos de la llamada reforma judicial, porque aunque no ha trascendido “los dueños del dinero” en Estados Unidos ya le notificaron a Sheinbaum que no invertirán lo acordado porque creció la incertidumbre jurídica entre los inversionistas gringos.

Muy pocos saben que el plan de Sheinbaum era realizar en julio un anuncio espectacular sobre la inversión extraordinaria que harían los gringos este año.

Tamaña inversión borraría el fantasma de la rescisión, pues aumentaría de inmediato la cifra del Producto Interno Bruto.

Sin embargo, la realidad es que hoy Sheinbaum se enfrenta a una realidad que la tiene refundida en un callejón sin salida y con el inconveniente que está rodeada de personajes que le apuestan a su fracaso.

La presidenta transita en el agobio, pero no cuenta con el apoyo de quienes la rodean, pues su secretario de Seguridad Ciudadana Omar García Harfuch no puede hacerlo todo.

Hace unas horas el secretario de Hacienda Edgar Amador Zamora ubicó en la realidad a la presidenta al decirle que “ya echan mano de las reservas del Banco de México”, porque Hacienda ya no tiene dinero para el gasto corriente.

Sheinbaum siente que tiene los dedos atorados en la puerta porque “se invirtió una millonada en la elección del domingo” pero en los hechos solo aumentó la desconfianza de los inversionistas gringos.

Otro gravísimo error cometió Sheinbaum al subrayar en la conferencia de prensa de ayer que no es un hecho que la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación vaya a ser ocupada por el oaxaqueño Hugo Aguilar Ortiz, quien aparentemente ganó en las urnas.

Hay quien dice que la presidenta intenta desviar la atención, pues Hugo Aguilar es más moreno pero también es más capaz que Lenia Batres Guadarrama.

Lo que habrá que observar es la aplicación de “la paridad de género” lo que abre la puerta a Lenia Batres.

No se entiende entonces que el gobierno cacaree que “es el pueblo quien decide”, si la propia presidenta dice que será decisión del INE quién ocupa la presidencia de la SCJN.

De regreso al tema de la inminente “implosión”, Claudia Sheinbaum está metida en un aterrador brete pues se siente sola y endeudada hasta la barbilla.

La presidenta no tiene de dónde echar mano y sabe que quienes le rodean esperan que el barco comience a hundirse para brincar.

Al margen de las presiones de Donald Trump quien mantiene su idea de invadir con sus tropas suelo nacional y —por otra parte— la manipulación que ejerce sobre ella el emperador de Macuspana, la presidenta Claudia Sheinbaum está desesperada en un callejón que aparentemente no tiene salida.

La membresía de MORENA se limita a los beneficiarios de los apoyos sociales y por eso se les conoce como “membresía”.

Y cada vez son menos.

La cuerda que rodea el cuello de Sheinbaum no es la oposición (que no existe), ni siquiera puede considerarse que sea su homólogo Trump.

Esa cuerda esta pintada de guinda.

Implosión en puerta.