Nota reproducida
Luego de la ejecución de Enrique Arciniegas Valencia, quien fuera el primer colombiano ejecutado en China por el delito de narcotráfico, el primer ministro chino, Wen Jiabao, retrató fielmente a Colombia, Venezuela, Ecuador, México, en general América Latina y Centroamérica, haciendo estas siguientes recomendaciones:
Pena de Muerte para responsables de crímenes comprobados.
Ninguna sociedad honesta y trabajadora merece vivir con tanto miedo.
La eliminación de criminales peligrosos atemorizará al resto de delincuentes. Crecerá la seguridad pública y su gasto se reducirá drásticamente. A futuro, se reflejará en cultura y comportamiento de las personas.
Castigo para Políticos Corruptos:
Ustedes no los castigan, principalmente a aquellos del régimen de turno, los que diezman las arcas públicas.
En China se aplica la pena de muerte y devolución total de toda la riqueza mal habida.
Debe quintuplicarse la inversión en educación.
Un país que quiere crecer debe producir los mejores profesionales del mundo.
Hay que reducir el salario de los políticos en un 80 por ciento y sus prerrogativas.
“Ustedes tienen la política más cara del mundo”.
El político debe entender que es un funcionario público, obligado a entregar su trabajo y conocimientos en beneficio de su país y no un “rey”.
Invertir en la cultura del pueblo que se reflejará en desarrollo.
El pueblo de América Latina ya no cree en su gobierno ni en su política; no respeta las instituciones; no cree en sus leyes ni en su propia cultura.
Se acostumbró al desorden gubernamental y pasó a verse como “normal” la corrupción, la violencia y el deterioro de los servicios públicos.
Debe reducirse la edad laboral a 16 años.
El mundo está envejeciendo: Sus países acostumbran tratar a los adolescentes de 15 a 18 años como niños que no se hacen responsables de sus actos y les prohíben trabajar. Error fatal, necesitándose mano de obra renovada. Esta contradicción hipócrita de la ley sólo sirve para crear peligrosos delincuentes, los que al cumplir 18 años están formados para el delito.
Como conclusión: un pueblo complaciente que sólo mira cómo los corruptos hurtan el dinero, cohonestando a los de cuello blanco, está llamado al retraso y permanente subdesarrollo, sin ninguna esperanza de salir de allí.
Comentários