Cicuta News - 08/06/2020
Columna: Cicuta
Jaime Flores Martínez
Histéricos
Nerviosísimos porque el eventual arresto de Julián Leyzaola Pérez representaría el trágico derrumbe de sus esperanzas políticas, los ambiciosos panistas y perredistas recurren “a lo que sea” para evitar que la autoridad cumplimente la orden de aprehensión girada en su contra.
El viernes pasado se confirmó que un juez federal concedió un amparo para que Leyzaola no sea detenido.
Si ese juez concedió el amparo, se comprueba que si hay orden de aprehensión.
Y aunque los aplaudidores de Leyzaola buscaban convencer que no había orden de arresto, la detención del capitán Gustavo Huerta Martínez los “descobijó”.
¡Huerta es su cómplice!
La orden de aprehensión girada hace dos semanas por el juez primero de lo penal contra Leyzaola incluía a Gustavo Huerta Martínez.
Ambos torturaron hace 10 años al policía municipal José Luis Hernández Gálvez en la célebre comandancia de la calle 8 en Tijuana.
Querían que Hernández se declarara integrante de una célula delictiva, pero la inclemente golpiza no fue suficiente.
El jueves 28 de junio, Cicuta confirmó con Hernández Gálvez la orden de arresto contra Leyzaola y Huerta, aunque esto aumentó los niveles de nerviosismo de los ambiciosos que sueñan con hacer al teniente coronel el próximo alcalde de Tijuana.
Para confundir a la gente, los impulsores de Leyzaola divulgaron la semana pasada un siniestro video, donde intentan desmentir la existencia de una orden de aprehensión y proyectan a este hombre como el héroe que necesita Tijuana.
Cierto que, ¡No se puede tapar el sol con un dedo!
Tan ocupados estaban en tratar de ocultar la orden del juez, que nunca imaginaron que arrestarían a Gustavo Huerta Martínez, otro torturador.
Ah, mientras esto esté activo Leyzaola no puede ser candidato y las ambiciosas focas decidieron culpar al gobierno de MORENA de usar la fuerza del Estado para hostigar al pobrecito torturador.
Discriminación
Entretenidos con la Pandemia del Coronavirus, muchos mexicanos reaccionaron enardecidos por la brutalidad policiaca que resultó en la muerte de un afroamericano.
Hasta el más intolerante se conmovió al escuchar las angustiosas frases de George Floyd al suplicar al policía que lo soltara porque no podía respirar.
Lejos de conmoverse, el oficial Derek Chauvin enterró su rodilla en la garganta de Floyd lo que ocasionó su muerte.
Desde el 25 de mayo se desataron una serie de protestas en decenas de ciudades en Estados Unidos, por este asesinato ocurrido en la ciudad de Minneapolis, Estados Unidos.
Y aunque los mexicanos participan únicamente al compartir la indignación, alguien se encargó de recordar que 2 meses antes en Tijuana ocurrió exactamente lo mismo.
El 29 de marzo la policía local recibió un reporte sobre una persona aparentemente intoxicada que lanzaba piedras a los automovilistas desde una gasolinera ubicada en la colonia Manuel Paredes de Tijuana.
Llegaron los policías, sometieron al hombre y uno de los agentes apretó con su bota la garganta de Oliver López, un indigente intoxicado.
Desde un automóvil la escena fue grabada y una voz afirma que el detenido “ya está morado” pues el policía ya lo mató.
Raúl Ramírez Baena, coordinador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en la zona Noroeste de México, asegura que la brutalidad policiaca sobre un indigente es un acto de discriminación.
Tantas movilizaciones se dan en Estados Unidos por la muerte de Floyd, que los mexicanos no alcanzan a observar que lo mismo ocurre en México.
Un meme que circuló la semana pasada señala que en nuestro país no hay racismo policiaco pues los policías no diferencian entre un güero, un moreno, un alto y un chaparro. ¡La putiza es la misma!
Positivo
Qué bueno que la Fiscalía General del Estado haya anunciado la operación de una escuela que tendrá disciplina militar para los jóvenes descarriados.
El miércoles pasado, durante el informe diario que ofrece el gobernador, el actual fiscal general Guillermo Ruiz Hernández, reveló que una importante cantidad de jóvenes necesitan una disciplina militar, para de esta forma alejarse de las prácticas delictivas.
Quién sabe cuántos padres de familia aplauden esta idea, que por sí sola merece un reconocimiento.
